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domingo, 18 de diciembre de 2011

El papel de la Escuela como agente socializador

La escuela se considera el contexto donde se produce el proceso de socialización secundaria y como institución responde a la necesidad social de transmitir cultura, socializar al individuo y prepararle para desempeñar un papel en la sociedad. La institución escolar tiene un origen histórico y social preciso. El devenir histórico aparece indisolublemente unido a la creación del lenguaje escrito y a la puesta en práctica de la división del trabajo. Al aparecer la escritura como forma de comunicación sin fronteras temporales, el aprender a leer y escribir suponía la presencia de jóvenes alrededor de un maestro. También fue fruto de la división del trabajo, ya que surgió cuando resultó necesario formar especialistas que la familia no podía preparar por sí misma. De esta forma la escuela se consolida como un modelo alternativo de lo que hasta entonces era pura transmisión oral de padres a hijos. Ahora bien, las antiguas escuelas sólo educaban a las minorías que debían recibir una educación especializada, sin embargo, el pueblo no necesitaba esa especial preparación y, además tampoco podían pagarla. El carácter elitista de la educación fue una realidad en lo que se refiere no sólo a la formación de actitudes y al espíritu de clase, sino también en el aspecto instructivo. La escuela se ha entendido de diversas formas según las distintas épocas históricas y las distintas culturas. Por ejemplo, para los romanos la schola  era el lugar donde se enseñaba y aprendía los rudimentos de la doctrina, así como a leer y escribir. La Scholé griega se asociaba al descanso, al ocio, donde podían acudir los hombres libres que tenían cubiertas sus necesidades primarias. En la Edad Media las escuelas fueron patrimonio casi exclusivo de los clérigos. Al llegar la Revolución Francesa se organiza el sistema escolar de forma similar al que funciona actualmente. A partir de estos momentos como consecuencia de la Revolución Industrial de los siglos XIX y XX, del desarrollo socio- económico de los pueblos, del avance de los conocimientos en los campos de la ciencia y de la técnica, de los nuevos planteamientos y demandas sociales de igualdad y libertad, etc.,  se va configurando un modelo de escuela libre y democrática a la que todos pueden acceder.
Según Dewey (1976: 30) la escuela debe cumplir con las siguientes funciones:
  •   Facilitar la asimilación de la cultura social: como ésta es muy compleja, la escuela la divide en asignaturas, en cursos, en temas, según un horario, etc., y así el individuo puede asimilarlas.
  • Eliminar, en lo posible, los riesgos perjudiciales del medio ambiente y, además, simplificar las fuerzas educativas sobre el educando.
  • Contrarrestar los elementos del medio social, para que cada individuo se libre de las limitaciones del ambiente en que ha nacido y se ponga en contacto vivo con un medio social amplio. Esta función la denomina Nassif (1958) función amplificadora de la escuela porque abre al individuo a horizontes diferentes a los de su grupo social. Hoy se habla de la función compensatoria de la educación en determinados grupos y sectores sociales (inmigrantes, colectivo gitano, niños con dificultades de aprendizaje, etc.). Esta función tiene como objetivo el ofrecer a los individuos posibilidades, medios y recursos que les pongan en condiciones de superar ciertos hándicaps procedentes de su medio cultural.
  • Coordinar, dentro de cada individuo, las influencias de los diversos ambientes sociales en que se mueve la familia. La coordinación de las distintas influencias en el individuo es una función importante de la escuela si se busca una educación integral y armónica, superadora de la superespecialización que a veces desintegra culturalmente a los individuos.

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